martes, 6 de noviembre de 2012

Posted by Ródenas 50 Aniversario On 6.11.12

Mi infancia son recuerdos del colegio Ródenas…

Todos los días me bebía un vaso de leche de un trago y corría hacia el colegio con mis compañeras. Recuerdo días más fríos y lluviosos que los de ahora. Entonces no se llenaba la puerta de coches a las 9 de la mañana. Todos íbamos andando acompañados por padres, madres, abuelos, abuelas…o simplemente en grupo con los compañeros/as de clase.
Cuando pasaba por la puerta de la cooperativa sentía el olor a vino. Aún me acuerdo del olor…y del trasiego de gente cuando llegaba la época de la vendimia.
Cuando hacía mucho frío y había llovido, al llegar, los charcos del patio estaban congelados y jugábamos a patinar sobre ellos.
Entonces, el patio estaba dividido: el de “los grandes” y el de “los pequeños”. Muchas veces hablaba con mi hermano a través de la reja o puerta que los separaba.
En el recreo, nos encantaba subirnos al escenario y bailar. También jugábamos al pillao, al salto de la piola, al elástico, a la comba, hacíamos el pino, etc. No nos aburríamos y se pasaba volando.
Luego volvíamos a clase, pero ya era sólo una hora, porque a la 13h salíamos corriendo con las mochilas y nos íbamos al camino que pasa por detrás de las Escuelas Viejas a buscar pirita, excepto cuando hacía mucho frío o llovía, que nos íbamos derechos a nuestras casas a calentarnos en la estufa y a ver los dibujos hasta que llegaba la hora de comer. Y por la tarde, volvíamos al colegio hasta las 5. Me acuerdo del olor que había cuando entraba: mezcla de ceras, lápices, gomas, libros…

Desde 2º y hasta que dejé el colegio para marchar al Instituto, Don José Gómez Huertas fue mi maestro, del que tengo muchos y muy buenos recuerdos, al igual que de mis 17 compañeros.
El primer día que llegó a clase, todos le temíamos porque había sido el director. Sin embargo, no sólo me acuerdo de sus clases y enseñanzas, sino que tengo en la memoria el trato que nos daba como persona. Sin lugar a dudas es el mejor maestro que he tenido y siempre lo recuerdo con mucho cariño.
A veces, nos relajábamos en silencio mientras nos leía “Platero y yo”, otras nos animaba con sus frases, otras era duro para que trabajásemos, otras salíamos al patio…
Siempre íbamos pegadas a él, incluso íbamos a su casa por la tarde; vivía en las casas de los maestros que había al lado del colegio.
Cuando hablo con compañeras, todas pensamos lo mismo: él ha sido un gran maestro y para nosotras, el mejor.

Hay muchas cosas de las que hablar: fiestas de fin de curso, excursiones, días especiales, viaje de estudios…pero es difícil expresarlo todo brevemente.
Éstos, son algunos de los recuerdos que han venido ahora a mi memoria.

Me despido diciendo que esta parte de mi infancia la recuerdo especialmente con mucha nostalgia y con mucho cariño. Recuerdo a cada uno de mis compañeros y a los maestros que me dieron clase, y gracias a las fotos que empezaron a publicarse en 2009, organizamos una cena del colegio y volví a retomar el contacto con mis amigas de toda la vida.

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